Se sentó en lo alto de la montaña. Por fin había llegado. Había dejado atrás el campamento, aunque sabía que debía volver. Apartó el pensamiento y se sentó con las piernas cruzadas, la espalda recta, la mirada perdida. La visión que se mostraba ante sus ojos era impresionante. Imposible abarcarla en su totalidad.
Sintió la energía que vibraba en su pecho, en su cuerpo, a su alrededor. Si el mundo quisiera detenerse ella lo movería.
Una lágrima cayó despacio por su mejilla. La dejó fluir. Ahora, sola, era un buen momento.
4 comentarios:
MOMENTOS A SOLAS QUE NOS HACEN SENTIR MUY BIEN.
UN BESAZO TATUADA!!!
La verdad es que sí. A veces necesitamos estar a solas.
Un besazo LORD :)
Sugerente y escueto, muy bien.
Los momentos con gente distraen.
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