jueves, 31 de diciembre de 2015

Mis mejores deseos para el 2016, y sed felices (o la Teoría del Colador)

Lo escribía en el otro blog, pero en realidad no quiero dejarlo allí. Porque en el fondo deseo que en un par de semanas se me pase la tontería y pasar de todo...
Decía, que me despisto con facilidad y eso que son las cuatro y cuarto de la tarde y sólo llevo una copa de vino, que pido disculpas por la desvergüenza de publicar relatos e historias. Sí... alguna será interesante... bueno vale, alguna me gusta. Muchas. Pero siendo sincera, la gente escribe mil veces mejor que yo. ¿Qué gente? ¿Qué gente? Ya, ya sé que hablar sin datos concretos es pura palabrería, pero hacedme caso buenas gentes: la gente escribe mejor.
Lamentablemente no estoy borracha -y si no me voy al super antes de que cierre tampoco lo estaré esta noche(vieja)- así que todo es fruto de una mezcla de desvelo nocturno reiterado desde hace un par de semanas y... una. que es así.

Echaba de menos este blog. Sí, lo echaba de menos. Y ¿porqué? Porque representa una parte de mí que me gusta mucho. La parte que habla de todo pero tomando distancia. O la que divaga -como ahora, no es necesario que nadie me lo diga...-.

Cierto, estaba disculpándome. El asunto es que... leo cosas por ahí. En otros blogs, en otras webs, en otros foros... y me entra el complejo. ¿En serio han escrito eso? Y es que comienzo a leerlo y zas... principio, nudo y desenlace... pero coño, que no puedes parar, eh. Ahí te tienen, metida en situación y deseando que te foll... Bueno eso porque es el último que he leído. Pero también los hay que te encantaría matar a alguien o que te invade una gran ternura. Esto último menos, pero porque como lectora tiendo a guarrilla; no así a nivel personal, que soy más emocional. ¡Eso es! Este blog es más emocional, como yo.

Sigo (lo sé, hablamos de pollas y coños y me despisto, y eso que nadie los había mencionado). Uhmm... ah, sí. Que hace dos años era capaz de escribir tres relatos en una noche y sin pensar nada, y ahora pienso demasiado y no escribo nada. Wow... y he aquí porque no pago a un loquero para que me haga hablar, yo solita me basto.
Y eso que -y sé que no me creereis- no expreso todo lo que siento. Mi filtro es como un colador grande, así que se cuelan más cosas que a un tipo corriente, pero siempre quedan pensamientos que no pasan. Esto me acaba de ofrecer una imagen mental muy clara del problema. Por muy grandes que sean los agujeros del colador, si algunos pensamientos no pasan, cuando muchos se acumulan, nada puede pasar. Me colapso. Y creedme si os digo que el estres que eso ocasiona puede ser muy grave.
He encontrado la manera de desatascar el colador. Ni siquiera sabía que era eso lo que hacía, pero claramente soy más lista cuando no pienso -humor, bendito humor-. Así que tengo un par de... llamemoslo... recipientes, donde volcar esas ideas. Lo que pasa es que ni siquiera ahí puedo volcarlo todo. Muchas simplemente las saco con la esperanza de que tarden en volver al colador.


Si esto fuera un discurso de los Oscars (sí, sí, con s final, jeje) ahora mencionaría a mis seres queridos, como... en realidad sois muchos, pero hoy mencionaría al cordobés. Más que nada porque su colador está también muy lleno, aunque a mí no me cuente de qué, y mi deseo es que sepa desatascarlo antes de que sea tarde.

Y si hay algo que adoro de este sitio es que siempre salgo con una sonrisa.

Mis mejores deseos para el 2016, y sed felices

domingo, 27 de diciembre de 2015

Reinventarme

Te voy a ser sincera. Cuando me releo... no aquí, o en todas partes... me doy cuenta de quién soy exactamente.
Cada relato que leo, cada poema que he escrito, cada frase, cada verso... son como una imagen reflejada en el agua. Tal vez no sea del todo yo, pero es mi alma, tallada a mi imagen y sentir. Y cuando me releo se me contraen las tripas. Lo siento en cada poro y se me electriza cada palmo de la piel.

Y no voy a mentir, me da vergüenza mostrarlo. O quizá es tan personal que me da miedo una crítica. Porque yo no escribo porque sea buena, escribo porque lo siento. Porque necesito expresarme. Y... sólo cuando necesito expresarme.
Es por eso que ahora callo en mi lugar favorito. Buenas o malas, lo que yo expreso son las emociones, y ahora están cansadas. Adormecidas.
Necesito volver a sentir. Reinventarme. Y sobretodo, recobrar seguridad.