jueves, 27 de febrero de 2014

Permeabilidad

Estaba yo pensando -ay que graciosa sueno...- en cosas que he leído, noticias que he escuchado -de dentro y de fuera- y he llegado a la conclusión de que soy permeable. No en serio, no es una cosa tan sencilla.
Antes pensaba que tenía un grado de empatía difícilmente soportable por el común de los mortales (perdón por mi ego, últimamente está desatado). Pero no, es permeabilidad.


Desde que escribo puedo sacar las emociones ajenas y de ese modo no convertirme en una loca emocionalmente inestable, cosa que antes me ocurría.
Es difícil de explicar pero a veces lo pienso. Lo de loca emocional, digo...

Porque es difícil sentir
Y más lo que sienten otros
Porque no puedo decir
"Tu dolor me deja frío"
"Tu alegría no es la mía"


Y no se si como pago... necesito la distancia.
La distancia ocasional, que permite cargar pilas.
La distancia, que permite perspectiva.
La distancia, que me hizo ser la Sirena... 


Tal vez algún día cuelgue aquella historia. Por ahora la guardo.

martes, 25 de febrero de 2014

Cuestión de prioridades

Si estás jodido, puedes estarlo de muchos modos. Por eso no me gusta hablar sin conocer.
En mi caso, según el momento, el día, las circunstancias, es algo diferente lo que trata de ahogarme. Supongo que hacen turnos, para de ese modo, ser más fuertes, más resistentes. Motivos hay muchos, para dejarse caer en la acera. la espalda apoyada en la pared y simplemente mirar sin ver.

Pero no somos así. O yo no soy así. Si voy a caer al menos que haya sangre... así puedo desmayarme de la impresión.

He dominado a mi primer monstruo, al monstruo que por excelencia me ha roído por dentro desde que tengo uso de razón. No lo he matado, porque ni para eso sirvo, pero lo tengo controlado. Si alguna vez me duele es simplemente porque soy de corazón blando...
Al segundo estoy empezando a quererlo. Es un monstruo diferente. Es... la dificultad de entenderse. Pero más que un monstruo es un camino. Mi camino. Y si pillé baches, ahora el camino es llano. Flipa si algún día pillo pendiente.... yujuuuu. Espera, que acaba de rodearme una explosión de emociones.... deja que las guarde de nuevo en mi pecho para ese momento y seguimos. ;)


Pero cuando los fuertes están callados, escuchas al resto.
Eso me da a entender un par de cosas... por un lado que todo es cuestión de prioridades, y que como supervivientes natos (en tu ADN quedan resquicios de aquel tipo que mataba mamuts) tendemos a centrar nuestros esfuerzos en lo importante.
Por otro lado me da a entender que posiblemente el resto pueda llegar a ser tan -o más- grave si le damos oportunidad, ya que el ser humano también es enemigo de sí mismo.


Así que en mi caso me enfrento al asunto material. Al... qué soy yo si en profesión no puedo poner nada. Qué valgo si no tengo. Qué ejemplo soy para ellos. Qué apoyo para él.
Los días suman.
Y es aquí donde mi monstruo personal se cuela en mí, como humo negro que se expande. Donde la mirada se pierde y la respiración se apaga...



Y hago lo único que sé hacer. Fingir que no lo siento y buscar dónde meterlo.

Una de indios

El campamento se encontraba en una explanada cerca del río. Era pequeño. Tan solo seis u ocho tiendas. No habían encendido fuegos en las tiendas porque hacía calor.
Nube Blanca salió de la tienda. Llevaba el pelo recogido en una trenza larga. Sus ojos eran tan negros como su pelo, y estaban completamente despiertos a pesar de que aún no había amanecido.

Se acercó al río a lavarse. El agua debía estar realmente fría pero eso sólo la ayudaría a despejarse. Metió los pies y avanzó hasta que le llegó a las rodillas. Se quitó el vestido de cuero y lo lanzó a la orilla. Respiró hondo y se sumergió de golpe en el agua.
Su cuerpo se quejó de la impresión.
Nadó para desentumecer los músculos y sintió el agua fría en contraste con el calor de su cuerpo.

Era un río grande pero la corriente era apenas perceptible. Se sumergió y se puso a bucear.
Abrió los ojos bajo el agua y observó que la negrura daba paso a un gris mas claro. Estaba amaneciendo. Dentro de unas horas el sol pegaría con fuerza. El cielo tomaría colores naranjas y rojos para pasar a un azul definitivo. Apenas algunas nubes romperían su intensidad.

Al salir del agua su cuerpo temblaba ligeramente. La trenza larga chorreaba por su espalda, se deslizaba por la curva de sus nalgas y caía por sus piernas. Sus pechos estaban duros del contraste, si bien enseguida entraría en calor.
Pasó las manos por su cara y en ese momento fue consciente de su presencia.

Observó la figura inmóvil junto a los árboles. Llevaba el torso desnudo y unos pantalones de cuero.
Se miraron sin decir nada. Él parecía enfadado y cuando ella dio un paso en su dirección, simplemente desapareció.

El sol comenzó a cambiar los colores del paisaje, tornándolos brillantes y definidos. Nube Blanca se vistió y volvió al campamento.

jueves, 20 de febrero de 2014

El amor

La habitación era pequeña y gris. Quizá el humo constante de los cigarrillos ayudaba bastante.
Detrás de una pequeña mesa se encontraba una mujer pelirroja y con la piel pálida. Llevaba un traje rojo que por alguna razón no resultaba tan vistoso como debería, a pesar de q le quedaba como un guante.
-Su queja.
Le entregué el papel que llevaba en la mano.
Ella le echó un vistazo rápido y luego me miró de arriba a abajo.
-No se te ve muy abatido. –dijo dando otra calada al cigarrillo que sujetaba entre los dedos.
-¿Insinúa q no debería quejarme?
-Digo que no parece que te afecte. A mí me da igual lo que hagas.
-Me gustaría probar de nuevo.
Ella esbozo una sonrisa sin alegría.
-Sin problemas.
Expiró el humo directamente en mi dirección, lo que me provoco un ataque de tos.
-¿Algo más?
Sus ojos verdes me miraban sin mayor interés. Otra queja de San Valentín. Un número más.
-Bueno… no. –me gire para marcharme, pero algo se removió dentro de mí. No me gustaba la sensación de amargura que me había dejado- ¿Por qué debería estar abatido?
Ella fijo sus ojos en mí, con un ligero toque burlón en ellos.
-Creía que era lo normal cuando.... -cogió el papel que había abandonado de forma descuidada encima de un pequeño montón y leyó textualmente- "mi novia me abandonó por..."
-Ya sé lo que pone ahí –la interrumpí- lo he escrito yo.
-Y no te molesta. –a pesar de ser una afirmación, sonó más bien a pregunta.
Ella sí parecía molesta. Su piel, antes pálida, tenía un ligero toque de rubor.
-Me molestaría más que siguiera conmigo sin amarme. Sólo por costumbre. O por comodidad.
-Hace tiempo que perdí esa visión tan optimista.
Me acerque de nuevo a la mesa.
-¿Por qué?
Esta vez ella pareció vulnerable.
-Supongo que... son tantas las quejas... las amarguras... Que a veces pienso que no merece la pena.
-¿Te pasó a ti?
Pareció dudar un momento.
-No de la manera que crees.
-Explícamelo.
-Yo simplemente no sé lo que es el amor.
-No te creo.
Ella de nuevo se parapeto tras su muralla de humo.
-Y qué te hace estar seguro.
-Sólo alguien que ama sentiría el dolor ajeno. Simplemente no amas a nadie en particular. Tu amor es demasiado grande.
El cigarrillo tembló en los dedos antes de que lo apagara en el, curiosamente, impoluto cenicero de cristal.



miércoles, 19 de febrero de 2014

Extracto de un desahogo

(...)

Trato de cerrar las puertas 
pero siempre vuelvo a abrirlas. 
Porque soy mujer de sueños 
mucho más que realidades. 
¿Crees que no lo sé bien? 
Me hago daño cada día 
tratando de combatirlo. 
Ojalá supiera cómo. 
Ojalá fuera tan fácil.

(...)

Agazapado

Y aquí sigue. Quizá lo creíste olvidado, superado, reinventado. No es así.
Sólo se mantiene a la espera. Agazapado como un maldito carroñero. Huele la sangre. Huele la calma. Vive de eso.

Se viste de ilusión, se parapeta tras la fachada... pero sospecho que nunca se irá.
De todos modos voy a prendiendo.
Ensayo y error supongo.

Pero duele tanto...
Quema por dentro.

Aunque da igual. Ya todo da igual.
En realidad esta vez duró más tiempo.
Sé que algún día pasará... lo sé.
Cuando lo guarde en su lugar.
En su cajita. En su habitación vacía.
En su mundo en blanco y negro.



De todos modos es mi culpa. Por no acompasar mi andar. Por caminar sin una ruta. Por olvidar...

viernes, 14 de febrero de 2014

Y brindaré con la brisa

Quedaron lejos los momentos 
en que perdí de vista mi camino, 
en que encontré la senda que ahora sigo 
y en que pensé perderme en el proceso.



Sí, es cierto que me caigo una vez tras otra y que encuentro una pared tras otra. A veces de hormigón, a veces lo único que puedo hacer es dejar marcas de mis uñas en el jodido muro......

Ya dije que contaba con mi propio dragón. Él no hace mi camino, pero me devuelve la esperanza.


Así que abriré vino y brindaré con la brisa. Brindaré con mi hombre. Brindaré con mi copa.

jueves, 13 de febrero de 2014

Lo que no te ofrezco

Relacionarse con el mundo implica un cierto grado de confianza. Algo que en muchos casos no es tan sencillo.
Confiar es siempre exponer parte de ti. Permitirte ser vulnerable ante otro. Es darle al otro la responsabilidad de gestionar algo tuyo.

Confiamos en la familia. Confiamos en los amigos. Confiamos en que no llueva.
Sí suena ridículo. Pero quién no ha usado alguna vez esa expresión...

No confiamos en cualquiera. Ni tampoco todos nos merecen el mismo grado de confianza.
Y como en todo, la experiencia es un grado.

He errado muchas veces al entregar mi confianza. Pero he sido consecuente. A mi manera.
Si me traicionas una vez, la culpa es tuya. Si vuelvo a confiar en ti, la culpa es mía.
Y aún así.... aún así.... 

Aún así, o incluso tal vez debido a ello, he encontrado siempre quien la ha merecido. Quien la ha cuidado y me ha correspondido. Quien aunque haya volado, dejó sus plumas en mi camino. Quien ríe en la distancia y en la distancia calma. Quien me encontró en el barro y se sentó a mi lado.



No puedo obviar que no puedo pedirte lo que no te ofrezco.

martes, 11 de febrero de 2014

Un cuerpo vacío

Qué ocurre si tratas de encerrar un perfume. De atrapar un te quiero... De tocar un deseo.


Posiblemente lo mates.


Un frasco lleno de perfume no tiene valor... si no se mezcla con la piel. Es como un cuerpo vacío. Un cascarón sin vida.

Si tratas de controlar un te quiero. Con un cómo. Un cuándo. Un dónde... Carecerá de sentido.

No son las palabras las que te aman. Soy yo. A mi manera. Sin artificios. Sin faltas. Sin... entregarte todo mi ser. Porque eso es mío. Y lo gestiono a mi manera.
No es mi cuerpo, es el conjunto.
Te lo doy, no me lo exiges.

lunes, 10 de febrero de 2014

Del resto o de mí

Algunas veces me planteo qué sucedió en otras vidas... para que hoy me sienta como un animal enjaulado, a pesar de que no hay barrotes a mi alrededor. Para que mi primer instinto sea pensar en huir. Una huida sin final.
Saber que no hay lugar donde llegar.

Los únicos grilletes que me oprimen son los que todo mortal tiene: obligaciones. Sociales, económicas, familiares... Y ni siquiera diré que las cumplo todas.
La imperiosa necesidad de contacto choca con la necesidad de espacio.

La imagen de la carretera en la noche, con los faros como única luz. Las pisadas que se suceden sin apreciar apenas el paisaje, o simplemente absorviéndolo sin más. Pero siempre alejándome. Siempre huyendo.

Mi duda es de qué. Del resto o de mí.



A pesar de todo sigo aquí.

sábado, 8 de febrero de 2014

Segunda carta

La segunda carta parece más la descripción de un sueño que no recordaba, aunque según lo he leído me ha parecido muy cercano, así que no lo descarto.
Son recuerdos lejanos, pero reales al fin y al cabo.

Segunda carta

Los dibujos me relajan y me inducen al sueño. Me llevan de delante a atrás y de nuevo hacia adelante. Mezclo ideas, llevadas por colores y conformo un universo paralelo donde calmar las ideas. La verdad es que me duelen los ojos y la cabeza. Sólo un poco de presión apenas.
No hay nadie más en la habitación así que a las 23 horas ya estamos las dos dormidas. Mi niña con su pijama azul de hospital y yo con un pantalón de chándal verde y camiseta blanca. Mi sillón está paralelo a la cama y puedo darle la mano mientras dormimos. Ella se pega a ese lado de la cama "buscando mare".
De pronto ya no estoy en una espaciosa habitación de hospital detrás de una puerta cerrada en la soledad acompañada que eso nos ofrece. De pronto estoy de su mano, en un prado verde. Con las hierbas demasiado altas, contrastando con un cielo azul brillante. Tan brillante como puedas imaginar. Sigo sujetando su mano. Hoy me ha dicho que es un hada, porque le han regalado un disfraz con una varita azul, a juego con su pijama. Y veo un árbol. Me gusta ese árbol. Es grande. Con muchas hojas de verde oscuro. Está solo en la cima pero no se ve triste sino rodeado de vida. De mariposas, pajaritos, libélulas, conejitos... No soy capaz de reconocer que árbol es... pero es como si lo conociera de hace mucho tiempo. Como si ya hubiese subido a sus ramas. Me gusta mucho ese árbol.

viernes, 7 de febrero de 2014

Primera carta

Ayer encontré entre mis archivos esta carta escrita a nadie en particular, desde el hospital hace ya ocho meses. No estaba muy segura de dónde publicarla, pero creo que este es un buen lugar. Un sitio que demuestra cómo el tiempo pasa aunque a veces lo dudes.
Hay dos cartas. Esta es la primera. Quise escribir una tercera pero nunca encontré el momento.

Primera carta

El día ha pasado como en un sueño. Empiezo a estar cansada. Es martes y por la noche hará una semana desde que llegamos. Y todo va bien. Le han quitado el gotero a la niña más habladora de la planta. Y ahora podemos pasear. Primero con pasos tambaleantes. Luego con andares de pasarela. Hay que frenarla porque se embala.... y sube sola a la cama cuando se cansa.
-Mira como subo.
-Vale, pero ni se te ocurra bajar sola.
-¿Por qué?
-¿¿Por qué?? ¿Es que no te acuerdas de cómo te caíste?
-Vaaale. Tú me bajas.
Nos aburrimos mucho así que hemos hecho 15 fichas del cole del tirón, jugado con la tablet, visto videos del móvil (he tenido que borrar las cochinadas que me mandan… jajaja), visto la tele, paseado, vuelto a pintar, jugado a la tablet..... la cuadratura del círculo, ya sabéis.
He librado cuatro horas, en las que me he ido a casa a dormir. Tengo que decir que no han sido mis mejores cuatro horas. Digamos que han dado demasiado de sí. He comido, dormido, puesto una lavadora, tendido, me he duchado, he hablado con mi niño y.... se me ha cortocircuitado el cerebro hasta quedar reblandecido y jugarme una mala pasada. Claro, que eso es culpa mía, por confiar en mis reflejos en estas condiciones.
En fin que me desvío. Aquí estamos, mi niña y yo, compartiendo el móvil. Ella ve dos videos y yo escribo un par de mensajes. Pero aunque he dormido estoy realmente agotada así que a las 22,30 le digo... a dormir. Y como no ha parado un segundo en todo el día se queda dormida en un momento. Así que apago las luces y me tumbo ejerciendo presión en el sillón, que no se ajusta, y sólo mantiene su posición por la pura fuerza de mi cuerpo serrano.
Entrecierro los ojos y sé que me estoy durmiendo cuando espirales de colores se cuelan en la oscuridad de mis parpados cerrados. No son espirales... son... como la pintura en el agua. Curvas, dibujos. Rojo, verde… Se mezclan. Me sirve en días de insomnio. Pienso en colores y es mejor que un somnífero.
Y aquí estoy yo. Transportada a un mundo de colores. Que se mezclan hasta conformar su propio universo. Un universo diferente cada noche....

miércoles, 5 de febrero de 2014

Mi propio dragón

Conozco este lugar. Ya lo he pisado. Hace mas de dos años lo habitaba.
No tengo buenos recuerdos y juro por Dios que estoy haciendo lo que puedo por salir.

Pero me esta costando.

A veces creo que me enredo más. Lo definiría como el laberinto de las puertas en La Historia Interminable. Cruzas una puerta pensando que es la salida y apareces en otro lugar. Atractivo, denso... quiza no tan atractivo al fin y al cabo.
Pero yo no tengo que salvar Fantasía. Si acaso a mí misma, pero hace ya un tiempo que la Nada me acecha.
Y la Nada es nada. Es vacío.

No quiero volver allí.
Ya marqué mi línea en el suelo y definí dónde quería estar. Dónde me sentía viva. Incluso dancé alrededor del fuego para celebrarlo.

Así que ahora es todo mas oscuro. Pero sigo cruzando puertas, hasta que sea capaz de pararme y pensar el nuevo nombre de la Emperatriz para salvar mi mundo. O de gritarlo.

Tengo... o más bien cuento con... mi propio dragón (siendo sincera cuento con dos, aunque uno es más silencioso y tal vez desaparezca un día...) y cuento con Atreyu. Y por ahora... me sacan sonrisas. Incluso he podido ver mi nuevo mundo desde el cielo. Y brilla.
Brilla como pequeñas estrellas de colores. Como las luces que iluminan mil sonrisas. Como los ojos que te miran y acarician.



Y simplemente eso basta para darme esperanza y no entregarme.

lunes, 3 de febrero de 2014

Demonios

Departamentos estancos. Cajas encerradas dentro de otras cajas. Candados sin llave. Pesadas cadenas que encierran aquello que no quieres ver.
No sirve.
A mi no me sirve.
Si yo hubiese sido Pandora aquello me hubiese estallado en la cara. ¡PAF!
Traté de ignorar las situaciones. De fingir que estaba bien cuando no lo estaba. Aparentar que había pasado cuando estaba inmersa en ello. De emular a esas personas que son capaces de ponerse una máscara de calma mientras por dentro estallan en mil tormentas.
Fallé.
Una a una... las cajitas estancas fueron quebrándose. Estallando de forma controlada hasta que... fueron ellas las que tomaron el control.
Oh, sí. Porque lo tomaron.
Y bueno, como en todo... ni fue el fin, ni me he muerto. Aunque no sé si me he hecho más fuerte. Posiblemente no. Pero algo he aprendido.... YO NO SOY PANDORA. Sí... tú tal vez te ríes...
Yo procuro hacerlo.


Mi amigo M. Dice que tengo tendencia a la melancolía. Yo creo que la melancolía se ensaña conmigo, así que la combato con sonrisas mezcladas con suspiros. Pero reconozco que siempre acecha.

Es bueno conocer a tus demonios. No los destruye, pero te permite verlos venir.