viernes, 31 de octubre de 2014

"tú en GH tendrías mucho público"

Me iba a dormir. Son las doce de la noche y yo ya no gusto de trasnochar gratuitamente.
En realidad si estoy aquí es porque es noche de Gran Hermano y soy fiel a las galas. Es lo que hay, cada uno se droga con lo que quiere, y a mí esto me da vidilla. Me hace reír y me permite ver el comportamiento del ser humano de cerca.
Puede no gustarte pero no puedes negarlo, es igual que lo que cualquiera de nosotros haría si se viese obligado a compartir espacio con desconocidos sin posibilidad de tener un espacio propio.

Y por si alguien tiene alguna duda, yo acabo de tener un bonito rifirrafe en un grupo de wass. De los de mamás (y papás, haberlos haylos) del cole.
Es que hay quien cree que una, por tener cara de mosquita muerta, es de las que se desdice a la primera de cambio. Y no. Yo de frente. Por delante y por detrás. Si hay que decir algo se dice, y no hace falta perder las formas. Porque una es suave, que no maleable.
Como me han dicho a última hora, y es un franco cumplido... "tú en GH tendrías mucho público" (cita textual). Me he reído mucho.


Pero no venía a eso. Venía porque echo de menos esta casa, y de vez en cuando, aunque apenas tengo nada que decir, me apetece entrar.
Estoy pasando una etapa buena. He reencontrado una cierta paz, y mi alegría. Es verdad que he sepultado ciertas cosas... y que no sé cuánto aguantarán ahí. Pero ahora no quiero preocuparme. Ahora vivo al día. No hago daño a nadie y disfruto de la calma. Es una calma que durará un tiempo, porque nada en mí es constante. Pero estoy hecha de matices, y eso forma parte de mi encanto.

Bailan los días
Lloran las noches
Canta la luna
Y luce mi estrella

Besos...

viernes, 24 de octubre de 2014

(sonrisa)

Me divierte esa realidad que se cree mi dueña
Me divierte ver sus esfuerzos por retenerme
Me divierte ser prisionera de la nada
Y colarme entre los barrotes para jugar

De alguna manera he llegado a encontrarme en ese espejo que tanto tiempo se negó a mostrar mi imagen. De alguna forma me he encontrado en este cuerpo, que por años se me antojó el de otro.

Sigo jugando en luces y sombras.
Entre sonrisas y miedos absurdos.
Entre silencios y mil palabras.

Pero siempre resurjo. Yo.

No puedo evitarlo.

Y sé que es locura en un instante y cordura en el siguiente. Sé que es exceso en mil acciones y es invisible mi presencia.

Porque es así. (sonrisa)



Y sin saber cómo, he logrado un descanso
Equilibrio cansado en el campo de batalla

viernes, 17 de octubre de 2014

Plástico de burbujas

Acabo de empezar a trabajar.
Un trabajo a media jornada que me permite despejar la cabeza (por decir algo, porque nada más salir voy algo atontada) y, sobretodo, salir de la rutina que empezaba a ahogarme. Eso por no olvidar que el asunto económico empezaba a resentirse. Y si bien soy de bajo consumo, no vivo del aire (aunque hay quien lo piense porque no hay quien me engorde).

Hace tan solo cuatro días y estoy animada. He recurrido de nuevo a mi filosofía de vida que tiende a protegerme de los sinsabores y he interiorizado que una vez contratada, y dando todo lo que soy capaz de dar, lo que de aquí en adelante suceda... no puedo preverlo.
Sí, en este caso los sinsabores previos que me llegan de mi miedo al fracaso. Fracaso que en cierto modo siento justificado porque no siempre me siento segura de mí misma.
Pero ya digo que me he envuelto en un simbólico plástico de burbujas y he dicho... centrémonos en el paso. No en el camino. Ando yo muy zen, por lo visto.

Por otro lado he apagado un poco mi yo. Jeje, resulta que sí que había botón.
La cuestión es que estaba empeñada en tratar de vivir a mi manera. A una manera que la realidad no me estaba permitiendo vivir. Así que tenía un grave conflicto interno. De los jodidos.
Pero sabes, si somos justos no se puede vivir en ese estado. Así que al final la disyuntiva era clara: o romper con todo o... asumir qué hay.

Sí, ciertamente soy de pataletas grandilocuentes, y también tiendo al drama (venga, no seais tímidos, algo habíais notado). ¿Sabéis lo que desgasta eso? Ya entendéis lo de no engordar, ¿verdad? Bah, que no es por eso.
A lo que voy, desgasta emocionalmente, y un poco físicamente. Pero como todo es relativo, he decidido dejarme de lado. ¿Al cien por cien? No.
Algunas cosas no se pueden cambiar.

Creo, y esto lo digo completamente en serio, que hay cosas que forman parte de la esencia de una persona. Aun así, uno puede aletargar ciertas cosas. Algo así como un coma inducido.
Sí, lo sé. Esto suena dramático, pero necesito decirlo. Necesito un sitio (este sitio) donde soltar todo aquello que no sé dónde colocar. Aunque sea estúpido.
Un cierto aletargamiento no es malo. Es como un otoñó-invierno previo a la primavera. Y si somos sinceros, tuve una primavera estupenda y un verano lleno de fuerza (y no, no hablo de las estaciones del año). Supongo que es inevitable llegar aquí.
Y sabes, sigo teniendo esa cajita donde moran los sueños. Una caja de Pandora en toda regla, la verdad. Una cajita de nácar.

La fragilidad es siempre relativa. Todavía hay cosas que iluminan mi mirada y que me hacen vibrar. Y me gusta cuando me descubro en el espejo sonriendo. ¿Y porqué no?

Y esto me recuerda a un poema que está en mi otro blog, escrito en primavera de 2013.

No olvides nunca que el viento
Es suave sólo si quiere
Que puede ser sólo brisa
O tornarse en huracán.

No olvides nunca que el aire
Que no notas con tu mano
Se torna pared o muro
Cuando golpea con furia.

Caricia sobre tu pelo,
O azote sobre tu rostro
Es acaso el mismo aliento
El que arrasa con tu calma.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Sonrisas al abismo

Sentada en el borde del abismo te sonrío. Porque sé que eres tú.
Y, aunque no te veo, te siento al otro lado de la niebla.

Nunca seremos nada más que lo que fuimos, y tampoco lo quiero.
Porque te necesito así, y tal como eres.
Necesito que escuches mis problemas
y contarte también mis alegrías.
Necesito que sigas con tu vida
para alegrarme por lo que te ocurra.


Y contarte que aunque el suelo es yermo, 
empiezan a brotar semillas.
Decirte que aunque el cielo es gris,
comienzan ya a pasar la luz.
Decirte que no todo es ruina,
y algunas paredes quedan.

Y que tal vez sea el momento, 
de mirar con otros ojos.
Que donde solo veo gris,
encontraré de nuevo verde.
Que el musgo cubrirá las piedras,
y la hiedra tapará las grietas.

Y habrá vacas pastando,
donde antes hubo cuervos.

Y sentada en el borde del abismo, te lo cuento. 
Pidiéndole a brisa que te cuente.

domingo, 5 de octubre de 2014

Que la vida es un poco puta no debería sorprendernos

Que la vida es un poco puta no debería sorprendernos. Y lo digo con cariño.
Me encantaría ser puta, pero a la manera de la vida. Sabiendo que llevo las riendas y que me da igual ocho que ochenta. Pero me sobra corazón y sensibilidad. Que suena bonito pero es pura fachada.

Porque la realidad es que se trata de supervivencia, y ahí sobran los sentimientos. Mira por ti y olvídate del resto.
Me perdí el capítulo de Barrio Sésamo. Y ya vez, que casi todo el mundo que conozco se perdió la de derecha e izquierda... Si hasta para eso soy boba.


Pero la realidad es que la vida es una puta y eso no es malo. Porque una puta puede ser muchas cosas, pero ante todo es fiel a sí misma. Y se vende al mejor postor, pero solo si quiere, porque en este caso no le debe cuentas a nadie más que a sí misma.
Y todo esto a cuento de gilipolleces del día a día. De dimes y diretes que ni siquiera van conmigo pero me salpican cual chapapote.

A veces me pregunto si realmente merece la pena ser sociable cuando ves la cara de la gente delante y detrás. Cuando ni siquiera se inmutan al dar dos versiones. Cuando juzgan con la sencilla frase "yo me lo creo".
¿Yo me lo creo?
Pues tengamos fe. Y si mañana cambiamos de opinión pues también nos lo creeremos, que para que vamos a contrastar o a preguntar.

En fin, nada importante, solo que para enmierdarme más, prefería dejar aquí mis impresiones de finales de semana.

Besos de fin de semana.

jueves, 2 de octubre de 2014

Marrón

De qué sirven los sueños si de nuevo están tras el cristal.

Pero esto es tontería. Olvido de nuevo lo importante.
Al final se trata de envolverte en hierro y olvidarte de todo.

Quizá sea el otoño, pero a veces me parece que el mundo se vuelve marrón. Pero no veo el dorado.

Nada importante

Era de esperar. Si me empeño en vivir con los ojos cerrados tarde o temprano chocaré con algo.

Pero aquí sigo, dando vueltas y sin decidirme a cambiar las cosas.

¿Por qué?

Podría divagar sobre ello mil páginas, pero de nada serviría. La realidad es que aquí sigo.
Cansada de mi propia cobardía.


Pero son cosas mías. Luego pondré una sonrisa y jugaré a un juego que no domino.