En momentos así solo tengo ganas de hacerme más y más pequeña hasta desaparecer. Y si hay suerte no volver jamás.
Y sé que es culpa mía porque de alguna manera he roto distancias y vuelvo a permitir que se metan en mi vida y controlen.
No hay nada en el mundo que rechace de forma más visceral, y aún así no consigo salir de ello.
Y además me vuelvo mezquina.
O no.
Sólo todo empieza a darme igual.
Cada vez más.
En momentos como estos es cuando me pregunto si realmente importa si estoy.Sinceramente, creo que no.
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