lunes, 22 de septiembre de 2014

Tal vez

El alma me duele tanto que a veces creo que se romperá en pedazos. Que cada pedazo sentirá solo un poquito. Que nunca seré capaz de sentir la totalidad de las emociones. Pero tal vez sea bueno. Creo que siento en exceso y eso me rompe por dentro.
Cada uno de mis huesos se astilla cuando me miras. Indiferencia que se aferra a mis sentidos como el petróleo a unas alas blancas. Podemos limpiarlo a conciencia, pero siempre quedan restos. Una vez te des la vuelta satisfecho olvidaras a esa ave que ya nunca podrá volar. Pero yo me muero por dentro un poco cada día.
Un fuerte latido atenazado por cadenas. Mis cadenas. Podría salir volando.  Pero me contengo. No lo entenderías nunca, como nadie lo entendió. No sabría explicarte qué significa soñar, y cuán alejado está de la realidad. Nuestra realidad. Ojalá pudiera llevarte.

Te duele que vague por mares, ríos o montañas. Tal vez unos más que otros. Pero yo ya no puedo mirar solo por la ventana. No se trata de mi cuerpo. Lo que quieres apresar es mi mente, y eso… eso no puedo dártelo. Porque es libre a pesar de mí misma. Ni tan solo yo la controlo.
Trato de cerrar las puertas pero siempre vuelvo a abrirlas. Porque soy mujer de sueños mucho más que realidades. ¿Crees que no lo sé bien? Me hago daño cada día tratando de combatirlo. Ojalá supiera cómo. Ojalá fuera tan fácil.
Sé que siento tan intenso que a veces no me comprendes. Si me explicas cómo hacerlo yo me encerraré en la torre. Donde todo pueda verlo y apenas nada me llegue.

Solo quiero recordarte que cuando tratas de explicar la magia… deja de ser magia. Si diseccionas cada sentimiento, al final no queda nada. Solo un sinfín de retazos inconexos que nunca podrás juntar. Si eres feliz, no deberías tratas de razonar.
Aunque tal vez… sea mas fácil de decir que de hacer.



Texto de hace más de un año...

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