Cada uno de mis huesos se astilla cuando me miras. Indiferencia que se aferra a mis sentidos como el petróleo a unas alas blancas. Podemos limpiarlo a conciencia, pero siempre quedan restos. Una vez te des la vuelta satisfecho olvidaras a esa ave que ya nunca podrá volar. Pero yo me muero por dentro un poco cada día.
Un fuerte latido atenazado por cadenas. Mis cadenas. Podría salir volando. Pero me contengo. No lo entenderías nunca, como nadie lo entendió. No sabría explicarte qué significa soñar, y cuán alejado está de la realidad. Nuestra realidad. Ojalá pudiera llevarte.
Trato de cerrar las puertas pero siempre vuelvo a abrirlas. Porque soy mujer de sueños mucho más que realidades. ¿Crees que no lo sé bien? Me hago daño cada día tratando de combatirlo. Ojalá supiera cómo. Ojalá fuera tan fácil.
Sé que siento tan intenso que a veces no me comprendes. Si me explicas cómo hacerlo yo me encerraré en la torre. Donde todo pueda verlo y apenas nada me llegue.
Solo quiero recordarte que cuando tratas de explicar la magia… deja de ser magia. Si diseccionas cada sentimiento, al final no queda nada. Solo un sinfín de retazos inconexos que nunca podrás juntar. Si eres feliz, no deberías tratas de razonar.
Aunque tal vez… sea mas fácil de decir que de hacer.
Texto de hace más de un año...
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