miércoles, 5 de febrero de 2014

Mi propio dragón

Conozco este lugar. Ya lo he pisado. Hace mas de dos años lo habitaba.
No tengo buenos recuerdos y juro por Dios que estoy haciendo lo que puedo por salir.

Pero me esta costando.

A veces creo que me enredo más. Lo definiría como el laberinto de las puertas en La Historia Interminable. Cruzas una puerta pensando que es la salida y apareces en otro lugar. Atractivo, denso... quiza no tan atractivo al fin y al cabo.
Pero yo no tengo que salvar Fantasía. Si acaso a mí misma, pero hace ya un tiempo que la Nada me acecha.
Y la Nada es nada. Es vacío.

No quiero volver allí.
Ya marqué mi línea en el suelo y definí dónde quería estar. Dónde me sentía viva. Incluso dancé alrededor del fuego para celebrarlo.

Así que ahora es todo mas oscuro. Pero sigo cruzando puertas, hasta que sea capaz de pararme y pensar el nuevo nombre de la Emperatriz para salvar mi mundo. O de gritarlo.

Tengo... o más bien cuento con... mi propio dragón (siendo sincera cuento con dos, aunque uno es más silencioso y tal vez desaparezca un día...) y cuento con Atreyu. Y por ahora... me sacan sonrisas. Incluso he podido ver mi nuevo mundo desde el cielo. Y brilla.
Brilla como pequeñas estrellas de colores. Como las luces que iluminan mil sonrisas. Como los ojos que te miran y acarician.



Y simplemente eso basta para darme esperanza y no entregarme.

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