jueves, 20 de febrero de 2014

El amor

La habitación era pequeña y gris. Quizá el humo constante de los cigarrillos ayudaba bastante.
Detrás de una pequeña mesa se encontraba una mujer pelirroja y con la piel pálida. Llevaba un traje rojo que por alguna razón no resultaba tan vistoso como debería, a pesar de q le quedaba como un guante.
-Su queja.
Le entregué el papel que llevaba en la mano.
Ella le echó un vistazo rápido y luego me miró de arriba a abajo.
-No se te ve muy abatido. –dijo dando otra calada al cigarrillo que sujetaba entre los dedos.
-¿Insinúa q no debería quejarme?
-Digo que no parece que te afecte. A mí me da igual lo que hagas.
-Me gustaría probar de nuevo.
Ella esbozo una sonrisa sin alegría.
-Sin problemas.
Expiró el humo directamente en mi dirección, lo que me provoco un ataque de tos.
-¿Algo más?
Sus ojos verdes me miraban sin mayor interés. Otra queja de San Valentín. Un número más.
-Bueno… no. –me gire para marcharme, pero algo se removió dentro de mí. No me gustaba la sensación de amargura que me había dejado- ¿Por qué debería estar abatido?
Ella fijo sus ojos en mí, con un ligero toque burlón en ellos.
-Creía que era lo normal cuando.... -cogió el papel que había abandonado de forma descuidada encima de un pequeño montón y leyó textualmente- "mi novia me abandonó por..."
-Ya sé lo que pone ahí –la interrumpí- lo he escrito yo.
-Y no te molesta. –a pesar de ser una afirmación, sonó más bien a pregunta.
Ella sí parecía molesta. Su piel, antes pálida, tenía un ligero toque de rubor.
-Me molestaría más que siguiera conmigo sin amarme. Sólo por costumbre. O por comodidad.
-Hace tiempo que perdí esa visión tan optimista.
Me acerque de nuevo a la mesa.
-¿Por qué?
Esta vez ella pareció vulnerable.
-Supongo que... son tantas las quejas... las amarguras... Que a veces pienso que no merece la pena.
-¿Te pasó a ti?
Pareció dudar un momento.
-No de la manera que crees.
-Explícamelo.
-Yo simplemente no sé lo que es el amor.
-No te creo.
Ella de nuevo se parapeto tras su muralla de humo.
-Y qué te hace estar seguro.
-Sólo alguien que ama sentiría el dolor ajeno. Simplemente no amas a nadie en particular. Tu amor es demasiado grande.
El cigarrillo tembló en los dedos antes de que lo apagara en el, curiosamente, impoluto cenicero de cristal.



4 comentarios:

Dav dijo...

Bello!!!

Tatu dijo...

Diferente. :)

MaRía [Capri ] dijo...

ay

esto me es tan familiar!

Ya te contaré!

Un besito y buenas noches

Tatu dijo...

Me encantará que me cuentes :)

Un besito y feliz viernes.