sábado, 9 de agosto de 2014

Día 1 - Escribir es mi terapia

Estar  con los ojos cerrados es un peñazo.
La verdad es que estoy escribiendo con los ojos cerrados lo cual es bastante chungo, jeje. Pero es mejor que seguir escuchando la tele. Ya van casi nueve horas desde la operación, y lo único bueno es que las drogas (todas legales) me han permitido dormir durante varias horas. Eso sí ha sido divertido. Lo que un Valium y un Nolotil pueden hacer en un organismo de 50 kg y casi no acostumbrado a algún que otro Ibuprofeno esporádico es... interesante.
Más que de una operación de miopía parecía salida de una Rave con acceso a estupefacientes. Lo juto, los calmantes son demasiado para mi body. Y eso seguido de otro Nolotil a las 6 horas... oh la la.

Pero dejando atrás la parte narcótica de mi operación, estoy aburrida. ojos cerrados y precaución es un sinvivir. Ya veremos si luego logro entender lo que escribo.


Pero al menos me he entretengo. Me repito, es normal, me interrumpen y pierdo el hilo. Por no decir la línea, jajaja.

Lo que más me preocupa ahora mismo es que no veo de cerca y eso no me gusta un pelo porque yo soy miope... y eso no me pasa. Sé que hay una razón técnica y es que me han dilatado los ojos y la última cez ese fue el efecto. No ver de cerca.
Mi marido dice que soy muy buena paciente, yo repito... que son las drogas. Quién me iba a decir que un Nolotil iba a tener semejante efecto. Menos mal que a pesar de mis manías adictivas a escribir sin control, las drogas (legales o no) no me seducen.
Así que aquí estoy, con un boli y una libreta y escribiendo a ojo de buen cubero, o lo que es lo mismo... garabateando sin sentido. Oye, es terapéutico. Si luego lo entiendo, lo transcribo y le hago una foto. La increible mujer que escribe aún sin mirar (sólo hace dos horas de mi último Nolotil, no tenérmelo en cuenta).
Y mientras tanto mi cabecita hilvana historias divertidas.

Bueno también me rondan ideas lujuriosas... porque eso siempre está. Pero esas son para otro momento.

Ayer tuve una conversación con una persona que no cuadra conmigo. La verdad es que son cosas que pasan. Y eso me dio que pensar. Porque a veces te das cuenta de que hay personas, que aun siendo estupendas en sí mismas (según mi pensamiento casi todo el mundo lo es) te hacen sentir mal contigo misma. O tú lo haces con ellos.
Lamentablemente eso me ocurre con esa persona. Pero bueno es que nadie, o más bien nada, nos obliga a tener que prolongar nuestra relación.
Y por qué escribo esto ahora... buena pregunta.
Porque me quedaban dos opciones. Creer que quiero gustar a todo el mundo o creer que no le gusto (o no debería gustar) a nadie. Y no es así. Creo que hay personalidades que se repelen y otras que se atraen. Como los imanes.
Son fuerzas que no siempre pueden controlarse. Y en este caso yo he encontrado a alguien cuya polaridad se repele con la mía. Y, en mi caso, el efecto es fuerte. Es hasta una reacción física. Algo, que lamento.

Como buena descendiente de un hombre de ciencias no he llegado a esta conclusión tras un primer impacto. He realizado un estudio de campo.
Una se aburre más de lo que parece y he conseguido una segunda situación con los mismo parámetros que la primera (o muy similares) y el efecto ha sido el mismo.
Lo hice por mi. Y desde luego sin ánimo de molestar.

Supongo que también se debe dar el efecto contrario (nunca me ha pasado). Esas relaciones en las que te sientes bien sin saber porqué. Bueno, sí me ha pasado.
Hay gente con la que conectas sin más. Y es gente que no tiene nada en común contigo. Gente que aunque no sabes porque conecta contigo. Pero lo que es más importante: gente que te hace sentir mejor persona. Que no te pide nada a cambio aunque no siempre entienda tus reacciones.
Lógicamente es poca. Y tal vez sean momentos. Pero merece la pena sentir eso.

Lo que más he odiado en esta vida a sido tener que demostrar a cada instante que merezco la pena. Y así acabó ocurriendo.
Llegó un momento en que dejé bien claro que no lo hacía. No lo haré nunca, así que deja de pedírmelo.
Y lo malo de las costumbres adquiridas a temprana edad es que casi se convierten en innatas.
Aquí nadie fue malo, más bien fuimos polaridades opuestas obligadas a vivir pegadas. Y nadie salió bien parado.

Pero la vida es muy larga y, como el agua, se empeña en buscar la salida. Filtrando entre las rocas, arrasando a su paso, erosionando rocas o arrastrando guijarros. Y llegó un momento en que aprendí a mantenerme a flote. Con un coste alto, eso sí.
Pero como otro de mis defectos es la exageración, habría que coger esto con pinzas. Eso y la negación.

Esto se está volviendo personal. Escribir es mi terapia. Da igual que sea del alma, que de una operación de vista.

No hay comentarios: