Estoy muy cansada. A nivel físico.
No es por insomnios ni similares. Ni es la primera vez que me pasa. No hay una razón objetiva si tenemos en cuenta que duermo más de ocho horas. pero realmente es así.
Lógicamente no puedo hacer lo que me gustaría, que es adoptar la posición fetal y pasar horas dormitando -leas muchas muchas horas-. No. Lo que me toca es fingir una energía que me falta y hacer lo que la vida me exige. Obligaciones.
Pero a ratos me entran ganas de llorar. Ya no sé si esto es real u horizontal u vete tú a saber.
Ahora me lavo el pelo a mediodía porque lo de lavarme el pelo a las siete y media me parece tremenda hazaña. Con lo que yo he sido.
Pero como digo esto no es nuevo. Es sólo que durante un par de meses se me había olvidado. Será el otoño.
Y lo malo no es este brutal cansancio. Es que mi paciencia se ve mermada, me vuelvo irascible, sensible.... por ahora lo llevo bien. Y seguro que aguanto.
Lo he meditado -mientras escribía, que a mí se me da mejor tener ideas mientras duvago- y creo que es falta de sexo. Y cuanto más lo pienso más me convenzo -que no convezco, maldito palabro-. Y la falta de vacaciones.
Ay.... yo nunca he querido un novio rico. Pero un esponsor... eso sí.
Tengo sueño.
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