La felicidad hoy me llega del silencio en mi cabeza. De filtrar emociones. De relativizar.
Me gustan mis 11 minutos. No los anhelo, no los pido, no los busco. Pero si vienen, se que son sólo míos. Y eso me hace feliz. Porque ese tiempo es mío.
Me cansan los tiempos largos en los que yo no existo. Y lidio con vacíos, con máscaras sin vida.
Y si no vuelven nunca, no lloraré su falta.
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