Me he visto obligada a reflexionar. Obligada por nadie en concreto, obligada por mí. Por ti. Porque sí. ¿Y por qué no?
Es fácil olvidar que un mismo hecho tiene versiones muy distintas según quién lo cuente. Según quién lo viva. Según quién lo mire. Y yo valoro esa diversidad, aunque como es lógico una vez hecho el inevitable ejercicio empático pues... toca esperar a que todo repose.
Y aunque últimamente vacilo de vuelo, la realidad es que en esencia soy sirena. Y por tanto toca bajar al fondo y observar los posos. Los sedimentos.
Además tiendo a terca. Más de lo que aparenta, y más de lo que creía. Y eso tiene su punto bueno, y su punto malo. Juraría que son el mismo. Todo depende de quién lo mire.
Así que no me dejo arrastrar por la marea, como podría parecer. Contra viento y marea, se podría afirmar. Sí... Pero no es en ese punto en el que quiero ahondar, aunque parezca lo contrario. Yo vengo a hablar de que hoy me he visto obligada a reflexionar.
Espejo y reflejo. La cara y la cruz. El blanco y el negro. Y en medio yo.
Valoro tu opinión por encima de la mía, aunque no asuma sin más. Y no creas que eso es fácil. La valoro porque es sincera y nunca me adularías de forma gratuita. Y porque me haces pensar, y me ofreces siempre la versión sin edulcorar. Y todo eso desde el cariño.
Pero esta vez me cuesta mirar a través de tus ojos. Y no porque no tengas razón, sino porque... discrepo. No dudo de lo que dices, pero no creo que eso sea una verdad absoluta.
Casi no puedo recordar cuándo sentí por última vez esta calma. ¡¡Ni siquiera es euforia!! Es decir, no se trata de un subidón que me impide mirar más allá de mi nariz. No se trata de yo quiero repetir a costa de... todo y de todos, Se trata de que me siento feliz, tranquila. ¡Feliz!
Y bueno, en esto no sé tu opinión, pero en mi casa se decía (desde siempre) que la felicidad no es un objetivo y que ni siquiera existe. Se decía que es ridículo pensar en esos términos.
Pero M... yo no puedo sentir así. Ya te he dicho que soy terca.
Y yo he vivido el otro lado mucho tiempo. Y juro que no busco hacer daño a nadie. Me duele pensarlo. A pesar de que tal vez así sea.
Te he dicho que te escribiré cuando reflexione. Me reservo la respuesta hasta el lunes. Creo que será el momento oportuno y tendré todas las variables asentadas. Al menos más que ahora. Y seré sincera, como siempre procuro serlo. Otra cosa es que discrepe. Y no sé si verás excusas. Me gustaría que no. No por ti, sino por mí. No me gustaría que pensaras que busco subterfugios.
Un beso enorme, de la sirena.
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