Y ves a un tipo subido en su barquito navegando sin más. Sin hipoteca aparente. Sin fin de mes. En mi ironía me pregunto de qué vive. De dónde saca esa botella de buen vino con la que saluda a cámara.
Y entonces escuchas que tiene un Blog. Un cuaderno de bitácora virtual. Y empatizas. Te sientes menos insignificante por mucho que el tuyo sea menos interesante y no te salgan patrocinadores. Oye, su vida puede ser más interesante pero es la suya. Y no la envidias.
Y escuchas que su frase, su lema, su premisa… es pensar en lo que dentro de 20 años será relevante. En si ha vivido.
Y cuando algo te recorre de arriba abajo, escuchas a tu lado… “estoy de acuerdo con él”.
Y piensas en el cinismo de este mundo.
Texto escrito en el verano de 2014
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