miércoles, 2 de septiembre de 2015

Aprender a soltar

Aprender a soltar.

Dicho así es posible que alguien piense en soltar lastre, no cargarse con tensiones y preocupaciones sin sentido o solución.
Bueno, eso por supuesto. Pero eso lo tengo más o menos conseguido. Vengo, suelto un par de burradas donde lo necesito y me relajo.

No es eso.

Soltar...

No estoy segura de cómo expresar esto, pero a veces estás tan falta de algo que cuando lo tienes al alcance de la mano no eres capaz de controlarte y tratas de hacerte con todo.
Algo así como cuando pasas mucha hambre y tienes ante ti una mesa llena de comida. Lo más probable si nadie lo remedia es que acabes con espasmos en el estómago y vomites todo lo que hayas ingerido.
Ni siquiera has sido consciente, pero lo has hecho. Has tratado de suplir una carencia en un instante, y eso no puede llevar a nada bueno.
Quizá por eso cuando tienes poco dinero y cae en tus manos una gran cantidad tiendes a cometer excesos y... dale tiempo, posiblemente pierdas el Norte.
También están las carencias emocionales y la consiguiente dependencia al primero que te muestra algo de cariño. O a veces ni siquiera eso.

Pues bien, cuando tienes identificada tu carencia debería ser más fácil, pero no siempre lo es. 
Albert dice que soy una loca no peligrosa, y ambos sabemos que tiene razón. Pero una cosa no quita la otra.

La cuestión es... que tengo una carencia bastante grande, que mantengo generalmente a raya.
El problema es cuando me encuentro con "una mesa llena de comida", entiéndase la metáfora. Reconozco que me resulta muy difícil mantener esa calma interior que se requiere y que te permite disfrutar de un sano picoteo sin perder los papeles en el proceso y abandonarse a la gula.

Cierto es que como asceta no tengo futuro, pero... autoinfringirme dolor tampoco es lo que quiero.


Al César lo que es del César
y a Tatu lo que es de Tatu.

Tengo demasiado que ofrecer
pero tengo que reconducirlo
aprender a filtrarlo
Tengo que canalizarlo.

A veces se me olvida
que soy energía atómica
en un pequeño cuerpo
con presencia indiferente.
Transparente.

A veces brillo tan fuerte
que hasta me ciego
me deconstruyo
y el aire vibra.
Y entonces quiebro...

No esperar nada
ya lo domino.
Nada, de nada.
Duele soñarlo.
Por eso vivo.

Ahora falta soltar,
cuando recibo.
No dar por hecho
que hay más que esto.
Instante.
Eterno.
Finito...

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