miércoles, 11 de febrero de 2015

Ese tiempo que me debo

En el fondo sigo anhelando pequeñas cositas.

Sé que hemos llegado a un acuerdo y por supuesto, trato de respetarlo. Pero no puedo evitar que el anhelo me ronde.

Tú imaginas tantas cosas, que me sorprendo al seguir aquí parada. A veces me planteo si debería cumplir tus predicciones y... perderme. Completamente.
Uno de treinta es poco para mí, claro que no tengo clara cual sería mi proporción ideal. Quizá cada instante, si me permitiera vivir a mi manera. Si me lo permitiera yo, puntualizo... porque tú puedes pedirme la luna, que soy yo quien te la concede. O lo intento.

A veces me permito un instante de tristeza y pienso que me gustaría que me concedieras un poco más. Crees que pido mucho, pero apenas te digo. Porque arden los cimientos cuando lo intento.

Me gustaría sobrevolar un horizonte indeterminado
Sonreír sin sentirme atada
Yo soñaría con abrazar el sonido de un aroma
Jugar a que voy y vengo

Y que tú también vengas...

Me gustaría soñarme en otras bocas
Y que la realidad me despierte a tu lado

Cortar tristes lamentos que me enjaulan
Tras la más dura de las rejas...

Y sé que me quejo demasiado
Que debería agradecer
estar aquí 
y no querer correr...

Pero me sabe a poco.

Luego suspiro
sonrío
y miro de nuevo al frente

Y comento tonterías
escribo imaginarios
e
incluso
a veces
disfruto de mi tiempo

Ese tiempo que me debo
Que me concedes
Que es acuerdo en desacuerdo
Y al final es equilibrio

Y entonces rozo la belleza
de estallar de puro gozo
de envolverte en mi sonrisa
al mundo, a ti y a mí misma
De reírme de la brisa
que acaricia la caricia
de una mirada encendida
Del sonido que apagado
me ensordece como un trueno
precediendo a la tormenta
Y
.
.
.
sueño que puedes verlo
puedes sentirlo
puedes amarlo como yo

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