Hay una cosa que he aprendido en este tiempo. No quiero darle explicaciones a nadie.
No me interesa el amor más allá de mis hijos. Del concepto en sí. De la ilusión sin más.
Me niego a ceder ni un ápice de mí. A argumentar un porqué. A defender una acción.
Yo no te pido que te guste y tampoco te pido que lo aceptes.
Yo no te quiero cuestionandome y tampoco te quiero ni observando.
No. Yo no acepto a nadie que venga a decirme cómo siento o como vivo.
Ni quiero importarle nada a nadie.
Yo no quiero darte explicaciones y yo a nadie quiero que me importe.
Prefiero la distancia y el vacío.
Yo no quiero importarle a nadie y que me importe... porque luego habrán porqués. Habrá que dar explicaciones. Habrá que justificar. Y me niego.
Si ye gusto ten bien claro que no me importa. Que es tu problema. Y que cuando se te pase te puedes ir por donde has venido.
Y si alguna vez me gustas, que es más probable. .. no hay problema porque ya nada espero. Y se que es puntual. No significa nada. Te mando al saco de las decepciones antes de que abras la boca. Seguro que podía ser peor...
Yo ya no doy explicaciones.
Y si me justifico de nuevo es que soy tonta.
Hoy se me ha hecho de noche otra vez. Tonta. Tonta. Tonta...
2 comentarios:
Excelente, justo lo que necesitaba leer hoy, gracias por compartir
Me alegro de que te haya servido.
Besos Gino
Publicar un comentario