Qué día más tonto. Más idiota. Más estúpido.
Y empezó bien. Empezó francamente bien. Hasta me sacó esa sonrisa tonta que te viene dada de la felicidad. De la alegría tonta que viene de lo inesperado y a la vez imaginado.
Hubo varios motivos para pensar en verde. Para sonreír.
Hasta que cometí el error de creer que todo iba bien.
Y él se encargó de vanir a joderlo todo.
Su prepotencia. Su desprecio. Su superioridad moral.
Hijo de puta.
Si... ya sé que a las madres no hay que tocarlas. Yo lo soy. No se trata de ella sino de él. Puto gilipollas.
No debería sorprenderme y tal vez exagero.
Saca lo peorcito de mí. Siempre lo ha hecho.
Y por extensión se jodió por otro lado. Debería haberlo visto venir. En este caso es más mi culpa que otra cosa. Y he decidido que no vuelva a pasar... a veves querer no es poder. Y a la tercera ya me he dado cuenta.
Pero el otro ha conseguido joderme la noche. Eso por respirar.
Tonta yo. Y muy tonta por cierto. Mucho.
Y a él paso de calificarle. GILIPOLLAS lo define un poco.
Y tampoco era un buen día para tontear por otro lado, y más sabiendo dónde acabo siempre.
Mañana lunes. Me reafirmo. Benditos lunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario