Resultaba difícil ver a través de la euforia del momento. A través de la sangre fluyendo a golpe de corazón a mil por hora. A través del cristal quebrado de la realidad. realidad que no es otra que la que creamos a base de decisiones, pero que cual anguila se agita en mil direcciones.
Y sin más, según se asientan los posos de este vaso, la imagen se vuelve extrañamente nítida.
Descubres que para mantener acuerdos jugabas al límite. Y por el camino te perdías. Desangrada de sueños e ilusiones. Opacada por fantasmas.
Y ahora descubres qué equivocado fue todo.
Y aun así nada lamentas, porque cada paso... equivocado o no... te ha llevado siempre hacia adelante. Por caminos enlodados, por arbustos con espinas, y también por suave musgo. Y si hay algo que te honra es que cada fallo lo elegiste, cada cosa la asumiste. Y por fin dijiste basta.
Y ahora descubres qué equivocado fue todo.
Y aun así nada lamentas, porque cada paso... equivocado o no... te ha llevado siempre hacia adelante. Por caminos enlodados, por arbustos con espinas, y también por suave musgo. Y si hay algo que te honra es que cada fallo lo elegiste, cada cosa la asumiste. Y por fin dijiste basta.
Pero los vicios es difícil perderlos
y te das cuenta de que sigues con la sensación de que si es demasiado bueno
no te pertenece.
Y quizá sigues llevando escudo,
pero ya no es armadura.
Y quizá algún día
-no muy lejano-
asumas que sí.
Y aún así, si doy, lo doy todo.
Pero doy porque quiero
y siempre a quien quiero.
Y hoy he visto el daño que había empezado a hacerme empujada por tus miedos
y decido que se acabó.
Que sigo a tu lado pero siendo yo.
Y que ahora tú decides qué quieres...