viernes, 14 de noviembre de 2014

Dosis de realidad

Según pasa la semana todo vuelve a su cauce.
Reconozco que soy como una riada que lo arrasa todo a su paso, y mi exceso de sensibilidad es en ocasiones más estorbo que otra cosa. Pero a mis años (ni muchos ni pocos, pero alguno que otro) ya he aprendido a convivir con ello. Igual que convivo con mis afonías invernales, mi no tan deseada delgadez, y mi falta de tacto ante las gilipolleces ajenas cuando me tocan de cerca.
Total, que asumo que hay cosas que me van a destrozar porque asumo el contrapunto. O más bien lo disfruto. El contrapunto, digo.

Y el contrapunto es ser feliz con lo hollado, que no lo hallado. Que también.
Porque en el fondo hallar y hollar van por el mismo camino (sí, hoy estoy graciosa).

La cuestión es que no quiero evitar esa parte de mí, porque es la parte oscura de mi felicidad. Y hasta la Luna tiene una cara oculta. Bueno, en ella estamos.



Desde siempre he tenido la sensación de que soy una persona con tendencia a la adicción.
Ciertamente esa idea base me ha alejado de posibles adicciones negativas, tipo alcohol, drogas... bueno, fumar sí fumé. Pero tras una larga adicción, dejé el tabaco hace más de ocho años.
Pero se me reprocha que soy adicta a otras cosas: a la gente que me gusta, a los sitios que me gustan... a internet.

Mi paso por la Tierra es bastante austero, y no me quejo. Pero me gusta ser adicta de las mariposas que me asaltan cuando algo me llena. A la risa. Al deseo. Y a lo que más me han reprochado siempre: a la imaginación.
Es verdad que a veces transformo la realidad a mi antojo, pero siempre procuro verla feliz. Lo malo es que la gente se empeña en que si no ves la realidad no eres consciente de ella. Así que una y otra vez te dan dosis de realidad. Una tras otra. "Te has llevado una buena dosis de realidad" es equivalente a decir, la vida te metió una hostia, eh...
Pues sí, es posible. Y una hostia a tiempo nos libra de males mayores, dice el refrán.

A falta de rencor sólo me queda bañarme en Realidad. Asentir, sonreír y mirar al horizonte.
Y entre medias, cuando los momentos son muy malos también llorar, porqué no. Y enfadarme. Pero poco, que se me va la vida en el camino.



Y mirar el horizonte, cuando el sol se pone, o sale. Cuando se llena de colores y posibles. De sueños que se leen y se escriben. Que no se tocan, pero no son por ello menos ciertos... Porque una vez rocé el cielo con los dedos, subida a lomos de un dragón. Y te aseguro que eso ni siquiera lo soñé.

Besos. Al dragón y a ella. Que son dos. 

6 comentarios:

Marrubi dijo...

¿Sabes?
me gusta leerte

Sin ser lo mismo, cuando te leo tengo la sensación de no ser muy "rara" y eso es un alivio.

Gracias.

Besos enormes y buen fin de semana.

Tatu dijo...

Me alegro de que te guste, yo empiezo a pensar en dejarlo. Los tres.

No eres rara Marrubi, eres un cielo.

Muchos besos y que la semana te pase dulce.

TORO SALVAJE dijo...

Lo que daría yo por un puñado de mariposas revoloteando en mí...

En fin...

Besos.

Tatu dijo...

No creo que seas incapaz de sentirlas, es sólo que tienes que pararte. Y tb es cierto que el optimismo cuesta.

Pero tampoco yo puedo dar clases de nada.

Besos Toro

Itzala rincon dijo...

Esta entrada me ha hecho sonreir, y hoy lo necesitaba, la verdad...
Un beso

Tatu dijo...

Pues con eso ya estoy contenta, Itza :)

Besos grandes