A pesar de todo yo los disfruto. Disfruto de mis rutinas, de mis ratitos de libertad... Porque la rutina me ofrece ese momento de no pensar, ese momento autómata en el que de pronto la mente se libera y se deja llevar.
Y aunque no soy mujer de rutinas, y aunque soy un desastre con mis obligaciones diarias.... al final no puedo evitar morir aquí cada lunes (o martes...). Porque no hacerlo significaría... no lo sé muy bien. En parte abandono, en parte soledad. Y en parte sería asumir que no tengo nada que decir, y eso aunque ya lo sabemos tú y yo, me niego a confirmarlo. Al menos aún no.
Hace ya tiempo que asumí que la vida es un cúmulo de elecciones que nos llevan hasta el lugar dónde estamos. Elecciones simples, como qué vestido ponernos, dónde ir a cenar, o si salir una noche. Pero no tan simples cuando un sólo cambio en la cadena varía tanto las consecuencias.
Pero no es tan sencillo. Es decir, cada día, cada acción, es en sí misma una elección. Nadie te saca de la cama a empellones para ir a trabajar. Sí, es cierto que trabajar es necesario, que necesitas el dinero. ¡Te despedirían si no fueras! Ya, ya, pero es tu elección. Y coincido con ella (aunque también podría no hacerlo, todo depende).
A lo que voy. Que en un momento dado decidamos ir a trabajar, no evita el hecho de que alguien puede despedirte. Es decir, que tu elección se ve irremediablemente influida por factores externos, algunos de los cuales ni tan siquiera se verán afectados por nada de lo que tú hagas. (Ya lo sé, ya lo sé... hoy digo obviedades).
Pues bien, yo voy más allá.
No sólo la actitud que tengas ante la vida puede variar las cosas, sino que las cosas que hagas a pequeña escala, pueden repercutir a gran escala. A veces la acción más simple puede ser justo aquello que nos condicione años después a la hora de dar un gran cambio, del tipo que sea.
A veces algo tan simple como apuntarte a un foro, o escribir un mail, pueden convertirse en un baile de circunstancias que te lleven a poner tu vida del revés. O quizá a quitarte aquella máscara que daba a tu vida un fingido aire de normalidad. Quizá te lleven simplemente a vivir a tu manera en lugar de a la manera de otros.
Sólo es un ejemplo. Un ejemplo de martes, y he de reconocer que se me dan mejor los lunes ;)
A veces algo tan simple como apuntarte a un foro, o escribir un mail, pueden convertirse en un baile de circunstancias que te lleven a poner tu vida del revés. O quizá a quitarte aquella máscara que daba a tu vida un fingido aire de normalidad. Quizá te lleven simplemente a vivir a tu manera en lugar de a la manera de otros.
Sólo es un ejemplo. Un ejemplo de martes, y he de reconocer que se me dan mejor los lunes ;)