Dicen que una derrota a tiempo es una victoria. M. no lo ve así. Cree que me he rendido y que eso me hace débil.
En realidad me he rendido, pero eso no me hace débil. Yo diría que es un cambio de estrategia. Erosionar una piedra exige una energía que no me apetece seguir desperdiciando. El asunto no es si me he rendido, es que el fin no justifica tanto desgaste.
M. y yo no nos entendemos igual que antes. A mí ha dejado de valerme nuestra forma de relacionarnos. No es malo, es asumir sentimientos. Sé que no puede ser de otro modo porque él tiene sus prioridades, y eso me parece lógico. Pero yo tengo las mías, y no sé porqué tengo que fingir otra cosa.
La época actual tiene mucho de irónica. Puedes mantener amistad con gente sin verla jamás, aunque vivan a veinte minutos de ti. Y eso si te has conocido virtualmente lo entiendo... pero no cuando la amistad viene de antes de internet. Ahí es confusa. Soy culpable: echo de menos un tetê a tetê. Un café, un tono de voz en lugar de una exclamación o un emoticono de color estridente. Al menos una vez al año...
Está visto que soy más antigua de lo que imaginaba.
He cambiado. Y eso no puedes verlo a través de unas líneas