lunes, 9 de octubre de 2017

No es el gato, soy yo

He adoptado un gatito. Es naranja y muy bueno. Pero creo que ha sido una de las peores ideas de mi vida.
Adoro los gatos, y para los niños es genial tener un animal porque les aportará una visión diferente del mundo. Además se han adaptado muy bien todos ellos. Pero si últimamente se me da fatal ocuparme de mí misma.... ¿qué hago poniéndome más obligaciones?
Quizá me ayude a centrarme. Quizá.
Por ahora veo un saquito de pelos que me va a costar dinero. Y no voy sobrada.
Al menos crecerá. No le veo ningún atractivo a los gatos pequeños. Me gustan los gatazos.

El problema no es el gato. Soy yo. Llevo algún tiempo que lo veo todo gris. Y ya sabemos que la actitud hace mucho.

Se llama William (Shakespeare).

domingo, 1 de octubre de 2017

Porque yo lo valgo

El que quiero que me quiera no me quiere como quiero que me quiera.

Asumamoslo. Eso le pasa a todo hijo de vecino alguna vez. Pero me he cansado. Mi relación unilateral no está funcionando porque yo quería un feedback concreto... vaaaale... quería lo que no hay. Y me conformaba con lo que había.
Definitivamente soy demasiado guapa a la par que madura e interesante (a la par que loca no peligrosa) cómo para que un tío que me guste me entre. Es una especie de maldición divina.
Los listos las quieren tontas. Y son demasiado listos.

He roto con mi no churri. Con un wass de verdad. Porque yo lo valgo.